"Organización" es una construcción plural instituida en el quehacer cotidiano de sus miembros, donde la comunicación no refleja la realidad, sino que es formativa, pues crea y representa el proceso de organizarse. Por tanto, la Comunicación Estratégica nace y se desarrolla en sociedades donde conviven un sistema político democrático y una economía abierta de mercado; lo que supone a su vez, un grado de individualización y libertad de las personas y los mercados. Asimismo, deberá existir un sistema sofisticado de medios de comunicación masivos, ya que la ausencia de influencia de medios de comunicación tiende a retrasar o debilitar el crecimiento de la Comunicación Estratégica.
En este tipo de contextos, la autoridad central se ejerce a través de la emisión de señales con capacidad persuasiva, no a través de la dictación de órdenes o normas. El uso de los símbolos es importante, pero para los gobiernos es vital la prensa, el medio preferido a través del cual comunican las señales que desean hacer llegar a las diferentes audiencias. Y cuando este medio más independiente sea del gobierno, mayor credibilidad tendrán las señales que emite a través de su medio.
En este tipo de contextos, la autoridad central se ejerce a través de la emisión de señales con capacidad persuasiva, no a través de la dictación de órdenes o normas. El uso de los símbolos es importante, pero para los gobiernos es vital la prensa, el medio preferido a través del cual comunican las señales que desean hacer llegar a las diferentes audiencias. Y cuando este medio más independiente sea del gobierno, mayor credibilidad tendrán las señales que emite a través de su medio.
El individuo es el que prevalece en importancia en la sociedad de hoy en día, pues ahora el individuo y no los colectivos quien lucha a favor de la protección del medio ambiente, el cuidado alimenticio, el rechazo a la violencia política, etc. encontrando formas de expresión a través del consumo y los medios de comunicación, de los cuales depende para afirmar su identidad y a los que tiene que alimentar para reconocerse en ellos cada día. Se trata pues, de un individuo mucho más exigente que los que hayan existido anteriormente, hallándose las organizaciones en el centro de todas sus exigencias. Individuo que como consumidor actúa como un ciudadano investido de plenos derechos; y como ciudadano actúa como un consumidor libre para elegir lo que mejor oferte a su conveniencia.
De esta forma, la sociedad actual prefiere la transparencia y rechaza el secreto, logrando así que este último sea una fuente eminente de noticias cuando es descubierta la actuación de una autoridad, institución, empresa o personaje público. Y es por esta razón, que resulta percibir dos vertientes en la actitud periodística: el periodismo de investigación y la prensa doméstica. Por ello, este tipo de prensa permite que los medios de comunicación le brinden amplios espacios, permitiendo que se incremente la denuncia directa de la gente.
El peso de la opinión pública se manifiesta en los medios de comunicación que no pueden decirnos qué pensar, pero sí sobre qué pensar, determinando lo que es más importante; mientras la centralidad de los medios de comunicación quedan claros en la sociedad actual, por lo cual el poder se fragmenta y queda ese espacio: la opinión pública.
Todos buscan la atracción de los medios de comunicación, los cuales ya no dependen de los partidos políticos ni actúan como correas transmisoras de corrientes ideológicas, desenvolviéndose con una lógica industrial propia, que busca maximizar su rentabilidad mediante el impacto público.
Los fundamentos en la actualidad son de proximidad e informalidad, pues vivimos en la era de la televisión. La relación empática o afectiva desplaza al contenido, los sentimientos se imponen a las razones, la persuasión de la palabra cede a lo atractivo de las relaciones, lo espontáneo a los rituales. Así se transforma el tipo de comunicación de políticos, gobiernos, empresas e instituciones, así como sus estilos de relación con la opinión pública. Logrando que la empresa esté socializada, y que hoy en día, toda organización sea prácticamente una entidad pública. El acceso a la información a través de los medios hace permisible el ingreso del público en todo lo que quiera incursionar respecto de todos los sectores sociales.
Las culturas corporativas tienden a abrirse como señal de transparencia y confianza, no siendo su producción el mayor de sus atractivos sino las imágenes que proyectan entre los consumidores. Es por ello que, el factor determinante de estos tiempos es la satisfacción de los empleados. Ésto además invita a las organizaciones a no sentirse seguras en sus antiguas fronteras, ninguna está cómoda en su puro negocio y ninguna además quiere dejar espacio libre a sus competidores, motivándolas a tomar nuevos espacios, ampliando sus fronteras y estar presentes en la mente de su público de este modo.
Enfatizamos entonces, que el espacio público de hoy lo ocupa el consumo. Y siendo así, la consideración de los bienes en su triple capacidad es relevante: funcional, simbólica y comunicativa. De igual manera, se multiplican las crisis o conflictos, los cuales se formulan en la actualidad como una norma que no puede ser evitada. Estas crisis, que suelen ser fugaces y volátiles, nacen de problemas objetivos, así como también de la forma en que se las enfrenta. No tienen centro ni arbitraje, no existe autoridad formal alguna que pueda dirimir un conflicto en forma clara y definitiva, no existe además la indulgencia de los medios de comunicación.
Tomando en cuenta todas estas consideraciones, debemos tener presente como relacionistas públicos, de los tres niveles de actuación que determinarán nuestra labor: potenciar los vínculos sociales la organización como un fin en sí mismo y no con propósitos instrumentales, formalizar la identidad corporativa en un proyecto corporativo que concilie los objetivos de los accionistas y los altos mandos con los objetivos de más amplio respaldo en la organización, y facilitar el desarrollo de los proyectos clave de la organización, buscando convertir éstos también en herramientas de cohesión interna.
Por lo tanto, la formulación de un proyecto corporativo de relaciones públicas permitirá precisar todos los pasos a seguir para alcanzar las metas y objetivos de Relaciones Públicas que a su vez ayudarán a concretar los objetivos de la organización en el mercado. En sus diferentes etapas, este proyecto contribuirá a organizar y desarrollar las actividades de Relaciones Públicas, a fin de que puedan ser evaluadas. Finalmente, debe concebirse tal proyecto dentro de un marco de Comunicación Estratégica, y no simplemente como una herramienta de comunicación.
Los fundamentos en la actualidad son de proximidad e informalidad, pues vivimos en la era de la televisión. La relación empática o afectiva desplaza al contenido, los sentimientos se imponen a las razones, la persuasión de la palabra cede a lo atractivo de las relaciones, lo espontáneo a los rituales. Así se transforma el tipo de comunicación de políticos, gobiernos, empresas e instituciones, así como sus estilos de relación con la opinión pública. Logrando que la empresa esté socializada, y que hoy en día, toda organización sea prácticamente una entidad pública. El acceso a la información a través de los medios hace permisible el ingreso del público en todo lo que quiera incursionar respecto de todos los sectores sociales.
Las culturas corporativas tienden a abrirse como señal de transparencia y confianza, no siendo su producción el mayor de sus atractivos sino las imágenes que proyectan entre los consumidores. Es por ello que, el factor determinante de estos tiempos es la satisfacción de los empleados. Ésto además invita a las organizaciones a no sentirse seguras en sus antiguas fronteras, ninguna está cómoda en su puro negocio y ninguna además quiere dejar espacio libre a sus competidores, motivándolas a tomar nuevos espacios, ampliando sus fronteras y estar presentes en la mente de su público de este modo.
Enfatizamos entonces, que el espacio público de hoy lo ocupa el consumo. Y siendo así, la consideración de los bienes en su triple capacidad es relevante: funcional, simbólica y comunicativa. De igual manera, se multiplican las crisis o conflictos, los cuales se formulan en la actualidad como una norma que no puede ser evitada. Estas crisis, que suelen ser fugaces y volátiles, nacen de problemas objetivos, así como también de la forma en que se las enfrenta. No tienen centro ni arbitraje, no existe autoridad formal alguna que pueda dirimir un conflicto en forma clara y definitiva, no existe además la indulgencia de los medios de comunicación.
Tomando en cuenta todas estas consideraciones, debemos tener presente como relacionistas públicos, de los tres niveles de actuación que determinarán nuestra labor: potenciar los vínculos sociales la organización como un fin en sí mismo y no con propósitos instrumentales, formalizar la identidad corporativa en un proyecto corporativo que concilie los objetivos de los accionistas y los altos mandos con los objetivos de más amplio respaldo en la organización, y facilitar el desarrollo de los proyectos clave de la organización, buscando convertir éstos también en herramientas de cohesión interna.
Por lo tanto, la formulación de un proyecto corporativo de relaciones públicas permitirá precisar todos los pasos a seguir para alcanzar las metas y objetivos de Relaciones Públicas que a su vez ayudarán a concretar los objetivos de la organización en el mercado. En sus diferentes etapas, este proyecto contribuirá a organizar y desarrollar las actividades de Relaciones Públicas, a fin de que puedan ser evaluadas. Finalmente, debe concebirse tal proyecto dentro de un marco de Comunicación Estratégica, y no simplemente como una herramienta de comunicación.
Bibliografía
Tironi E. & Cavallo, A. (2004). Comunicación Estratégica.
Ferrari, M. (2006). La comunicación como apoyo estratégico en la empresa.
Ferrari, M. (2006). La comunicación como apoyo estratégico en la empresa.
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