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viernes, 16 de octubre de 2009

RELACIONES PÚBLICAS Y MICROPOLÍTICA

“Política es el estudio de los conflictos de intereses
y valores que afectan a toda y cualquier sociedad
y es la manera como ellos pueden ser conciliados”
Roberto Porto Simoes

Con la finalidad de percibir, interpretar y explicar los fenómenos del sistema organización-públicos se recurre a la Ciencia Política, precisamente en la micropolítica (pues la relación de poder es la esencia y la comunicación la apariencia). Con ello, es posible obtener la cooperación de los públicos hacia la misión organizacional. El poder es algo que se ejerce en las relaciones humanas.

La micropolítica trata de la relación de poder en espacios más restringidos, tales como las organizaciones, las familias y los grupos; es el estudio y la práctica de la relación de poder dentro y en el entorno de los grupos; propone el análisis y tratamiento de los problemas políticos por medio de la especificación de los diversos grupos de intereses; y donde todo discurso que se refiere a grupos y personas implica relación de poder, en contraste con la macropolítica que trata con los grandes agregados y estadísticas, donde se sitúan los gobiernos.

Las relaciones públicas entendida como una filosofía de la administración, una actitud de espíritu, sitúa los intereses de las personas sobre los asuntos de la organización. Si así lo hiciese, obtendría respuestas esperadas para el logro de sus objetivos y metas. La micropolítica reconoce a los grupos en la busca de establecer políticas que ofrezcan algo a cambio de las pérdidas por medio de negociaciones. Por ello, se precisan operaciones como el diagnóstico, pronóstico, ejecución de programas de acción organizacional, y la planificación e implementación del discurso de la organización, mediante técnicas de información y comunicación.

Se establecen cuatro funciones de importancia en la labor de las relaciones públicas: diagnóstico de la relación de intercambio de intereses político-económicos, pronóstico de los resultados del choque de la acción organizacional, el asesoramiento a los líderes organizacionales, y la implementación de programas de comunicación.

Sin embargo, ningún logro sería posible en la consecución de los objetivos organizacionales, si la organización en su acción y discurso, no actúa sobre bases legítimas de poder. Siendo bajo este marco que los objetos materiales son la organización y sus públicos (agentes de influencia), y los objetos formales son el conflicto inminente y la crisis probable.

Las organizaciones presentan en sí mismas la posibilidad de conflictos al interior de ellas, ya que se evidencia por medio de estructuras y sistemas: el organigrama y el flujograma, estableciendo el primero la jerarquía y el segundo el ejercicio del poder. La presencia del conflicto lleva la razón a un proceso de toma de decisión, que conlleva a una relación de poder.

La misión y los objetivos no garantizan el éxito organizacional, mientras la inexistencia o el desconocimiento de éstos llevan a toda organización al fracaso. Por ello, el ejercicio de la argumentación encuentra obstáculos cuando se pretende entender y explicar los objetivos de la organización y qué debe lograr el sistema de papeles (misión, objetivos y metas). Existen pues, relaciones políticas y sistemas políticos en la medida en que exista lucha por el poder, toma de decisión y proceso de elección.

Los agentes de influencia son personas, conjunto de personas, grupos y otras organizaciones que desean el control de las decisiones y acciones que la organización toma. Éstos son internos (propietarios, presidente, gerentes, jefaturas, personas de actividad terminal, mandos medios); y externos (accionistas, proveedores, clientes, socios, competencia, sindicatos, familiares, amigos, líderes de opinión, etc). Las posturas que estos públicos pueden adoptar son: callar y obedecer las decisiones tomadas, salir del juego y luchar antes de rendirse.

En razón de ello, se sostiene que es más fácil cambiar actitudes después que las políticas han sido modificadas, siendo más probable que las personas aprecien los beneficios prácticos cuando ellos están presentes que cuando no lo están, procediendo con la acción primero y ofreciendo después el discurso, mejorando de nivel las relaciones entre la organización y sus públicos. Las organizaciones cuando no se ven obligadas a intercambiar, se restringen al discurso manipulador.
De la misma forma, soportar la crítica y transformarla en una oportunidad es vital para la administración de la controversia pública en una organización, para así actuar con los conflictos prudentemente y de forma separada, según la segmentación realizada de los conflictos existentes en la organización.

Como las diferencias de intereses económicos y de posición de poder no se deshacen por la comunicación, la micropolítica en el campo de las relaciones públicas, nos ayuda a identificar la necesidad de modificar las políticas organizacionales a objeto de integrar sus intereses con los de sus públicos, donde quedarse en el discurso para explicar, justificar o prometer, no es garantía alguna de resolver los problemas de relaciones públicas. Es por ello, que la micropolítica contribuye enormemente a un mejor control de la situación controversial.

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