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miércoles, 23 de septiembre de 2009

EL MANEJO DE LA OPINIÓN PÚBLICA

La conciencia se convierte en opinión o crea una imagen de la realidad que exige ser verdad. La opinión puede diferenciarse de opinión pública, pues en sí misma no exige instrucción y propiedad, solo es la manifestación de hábitos o costumbres que han de ser examinados críticamente por la opinión pública, para luego ser considerados por ella como prejuicios.

La opinión pública requiere de quienes la expongan y estos dignos exponentes son los fisiócratas, a los que se tendrán como verdaderos representantes del público raciocinante, es decir, ese público instruido capaz de crear opinión pública. Es de ellos de quienes arranca la opinión pública, y de aquellos grupos que no siendo instruidos pero que al participar de la opinión pública actúan de contrapoder.
Emitir una opinión entre familiares y amigos es diferente a encontrarse en una reunión de personas ilustradas, donde una inteligencia ha de devorar a la otra en la emisión de nuestras opiniones.
Conceptos como el orden natural, el orden social y la posición política se contrastan en la opinión pública. Se tiene por ejemplo que la máxima autoridad del orden social tiene por encargo la custodia del orden natural y que el manejo de la opinión pública le brinda la comprensión de las leyes de ese mismo orden, proporcionándole de esta forma las estrategias competentes para mantenerse en el poder.

De esta forma, la opinión pública es resultado de la reflexión común y pública sobre los fundamentos del orden social, que no llegando a ser dominante por corresponder al orden natural de las cosas, obliga a toda persona ilustrada a seguir la visión propuesta por semejantes reflexiones. ¿Y cómo estas reflexiones participan de la voluntad general?. La estrategia para este fin no recurre a la fortaleza de las argumentaciones, sino más bien, a un consenso propio de las emociones, principal ingrediente de las costumbres. Por lo tanto, la sociedad que ha de ser bien gobernada será aquella donde sus leyes coincidan indefectiblemente con sus costumbres.

Por otra parte, el lujo es capaz de corromper lo simple y deviene en el sometimiento de unos grupos a otros, así como todos están sometidos a la opinión pública, siendo eficaz el uso competitivo de la lengua, facilitada por la prensa y los discursos. Estos sometimientos se expresan en las funciones de la opinión pública: el control social y la función legislativa.
Sobre el uso de la palabra y el consenso emotivo de los públicos, éstos son herramientas utilizados por la publicidad a través de los debates o asambleas públicas, asegurándose que a mayor arraigo de esta costumbre, lo dañino para una sociedad pierde fuerza, siempre en cuando estos medios sean dirigidos por una autoridad. ¿Todos estamos llamados a ser publicistas, a dirigirnos al público del cual formamos parte, por medio de mensajes sin importar el canal?.

La finalidad general del público es la felicidad y el bienestar, para ello la publicidad es necesaria tanto en el derecho como en la política; la publicidad en si misma es la promesa de felicidad en los mensajes políticos, y mediante ella, el dominio de las leyes se encontraría garantizado. La voluntad de felicidad y bienestar es preservada por la publicidad, su prohibición impediría el progreso de un pueblo o grupo.

Las diferencias socioeconómicas de los grupos obran sobre la opinión pública también, al percibirse un marcado conflicto de intereses, por lo que no se podría hablar ya de un interés común, determinando el que las opiniones sean solamente subjetivas. La existencia de una identidad de situación y de actividad profesional permite identidad de inclinaciones, padecimientos y prejuicios, por lo tanto de intereses en común, diferentes al de otra identidad. Viéndose a la opinión pública como poder, implica el dominio de la masa y de los poco ilustrados.

Dos tendencias se ven en la llamada “decadencia de la publicidad”: su penetración en todas las esferas de la sociedad y la pérdida de su función política porque todo hecho público estaría bajo el control de un público crítico.

Pese a lo sostenido, la publicidad no entraría en decadencia, quizá no persiga los fines benignos que preocupaba a nuestros ilustres filósofos, pero no deja de ser la expresión social de alguna opinión de grupo. El manejo de la opinión pública en nuestro país es escaso, se escapa de manos de las autoridades y de aquel grupo instruido supuestamente capaz de manejarla. Si esto es característico de la modernidad, podríamos asegurar que la opinión pública merece mayor atención que nunca y que es parte de nuestra responsabilidad social y política el conocerla mejor para saber orientarla mejor.
¿Quiénes manejan la opinión pública?, ¿la maneja el jefe de estado, los medios de comunicación o “el pueblo”?, ¿qué grupo de poder defiende sus intereses frente a la opinión pública, cómo las encubre?.
¿Está la opinión pública en nuestro país manejada por los poco ilustrados o por la gran mayoría de poco ilustrados?.

6 comentarios:

Manuel Salvador Cama Sotelo dijo...

Verito:
Tu ensayo respecto al tema es de especial importancia, principalmente por su vigencia e influencia sobre los diversos aspectos de la vida política y social. Todos tenemos una idea más o menos clara sobre la opinión pública, pero sobre su manejo es poco conocido. Con tu ensayo estás develando el misterio, poniéndolo al alcance de todos. Hay que precisar que el manejo de la opinión pública ha estado en manos de los grupos de poder. Me refiero al poder político y al poder económico que son dos cosas distintas, pero que generalmente se fusionan, dependiendo del régimen de gobierno y su orientación.
Gracias por el artículo.

ALBERTO CHAPARRO ESPINOZA dijo...

No creo que la conciencia se convierta en opinion publica, mas bien la opinion se puede convertir en conciencia ...
lo discutimos te parece.
saludos Alberto

Francisco Eduardo Rodriguez Robles dijo...

Gracias Verónica, mantengamos una cordial amistad y tus artículos me sirven para publicarlo en mi diario, en él tengo una columna. Aprovechando el 1º de octubre, os te envío un fuerte abrazo por nuestro día y desearte muchos éxitos en esta profesión tan noble, pero tan disminuida enn estos últimos tiempos- ¡EXITOS Y FELICIDADES!.
Paquirri.

Verónica Cuchillo Paulo dijo...

Gracias Manuel, hay mucho que ahondar aún en el tema.

Verónica Cuchillo Paulo dijo...

Estimado Alberto, encantada de discutir este tema contigo. Si deseas, cuentas con este espacio para publicar un artículo tuyo sobre el particular.

Saludos.

Verónica Cuchillo Paulo dijo...

Estimado Francisco,

Agradezco la consideración que le brindas a este espacio en tu diario. Aunque no sepa cuál es, es bienvenida la idea.

Cuentas con mi amistad y mi colaboración.

Gracias por recordarme el Día del Periodista Peruano que se celebra este 1º de Octubre.

¡¡¡Feliz día a todos nosotros!!!

Verónica