Evoco su recuerdo… y la veo despidiéndose de mí, poco antes de salir hacía el trabajo diario. Verla todos los días por la mañana me hace sentir afortunada, más aún, gozar de su amor en cada atención revestida de sonrisa, tono cálido de voz y mirada alegre, siempre para dar.
No hay ocasión que, al encuentro de nuestras miradas, haya siempre algo que ofrecer en sus manos. Su alegría por la vida y su esmero en demostrar amor hacía mí, su hija, es la imagen que llevo conmigo siempre.
Vivimos ella y yo en mundos diferentes, y me duele recordar que algunas veces fui inconsecuente con ella. Mientras para mí lo más importante es el día a día, ella me tiene por lo más importante desde que me ve llegar.
Así puedo comprender mejor a aquella joven que perdió a su madre, y que en homenaje a ella, escribió a maestros, políticos, religiosos y personajes ilustres, buscando apoyo para hacer realidad el proyecto de celebrar el “Día de la Madre” un segundo domingo de mayo.
Ellas, madres de todos los colores y texturas, merecen nuestra atención. Ellas nunca dejarán de ser madres. Gustosas de acompañarnos toda nuestra vida, solo podrán acompañarnos lo que dure su existencia. Por ello, no habrá día que sea suficiente para demostrarles todo el afecto que por ellas sentimos.
Abracémoslas y obsequiémos un día de nuestras vidas a ellas, olvidándonos del mundo, ella lo merece más que cualquiera. Lo que hagamos por ella, retornará a nosotros de parte de nuestros hijos. Demos el ejemplo.
Y para ti, hijo ingrato, que olvidaste a tu madre, debes saber que ella te perdonó hace mucho tiempo y que te piensa, a pesar del mal carácter e incomprensión que a ella la caracterizan. Pero, no tenemos por qué hacer lo mismo, ¿verdad?. Búscala, perdónala y abre tu corazón a ese otro corazón que se perdió en el silencio y el olvido.
En este día de las madres, permítanse amarlas cada vez mejor.
¡¡¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES!!!
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